2016-07-25

I-Reseñas: Recetas para astronautas, de Basilio Pujante.



Termino Recetas para astronautas (Balduque, 2016), libro de relatos editado por Balduque, editorial joven afincada en Cartagena que apuesta con claridad por voces nuevas en poesía y narrativa. En concreto, B49 es la colección que los editores dedican a voces noveles, mayoritariamente con acento de Murcia. El libro de Basilio Pujante es el segundo de la colección. Recetas reúne textos heterogéneos, ordenados de manera consciente de acuerdo a su extensión. Los más numerosos, que aparecen en primer lugar, son microrrelatos, género al que Basilio Pujante dedicó una tesis doctoral. Las ilusiones infantiles perdidas, el descreimiento de aquellas tomadas como verdades, siempre tratado con sentido del humor, o el tema del doble, con ecos borgianos, son algunos de los motivos que abordan sus microrrelatos, "El hombre de arena" quizás el mejor de ellos. Algunos otros relatos de mediana extensión suelen construirse mediante alguna fórmula de lo raro o lo fantástico, de gusto cortazariano,  "Anacronismo", "El bebé del 3A" (que inmediatamente nos remite a "La puerta condenada" de Cortázar), "Un cartel con su nombre" o "15 de agosto", este último logrado particularmente, en su magistral empleo de la técnica del cambio de contexto. Pero los más interesantes relatos de Pujante son aquellos que de alguna forma traslucen entre líneas un espacio geográfico o una memoria incardinada en un contexto sociológico digamos conocido o propio. El citado "15 de agosto" es un ejemplo de ello. Otros en este sentido trabajan sobre el paso del tiempo, que destruye o resquebraja los recuerdos o vivencias asociados a una Arcadia de andar por casa, de barrio o coloquial. En este sentido uno de los que mejor explota ese mundo personal del autor es "Miss pedanía", que combina a partes iguales crueldad, ironía, desencanto, humor y ternura. Podríamos destacar también otras facetas de este narrador, como la agudeza para el diagnóstico clínico que con más tristeza que crueldad ve "Cadáveres sociales" entre los adolescentes, o los relatos construidos desde lo lúdico, jugando con palabras y modismos con sentido del humor, como "Follar verbo transitivo". Pero los relatos más extensos con los que el libro cierra parecen concitar las mejores virtudes de Pujante. Quizás "Dios (una historia de amor)", un cuento con un comienzo inmejorable, y "El tema del doble", ambientados ambos en Suiza, son los dos relatos más maduros, complejos, brillantes del libro. Este último cierra el volumen y verosimiliza la posibilidad de suplantar la identidad de un escritor homenajeado en un congreso, siendo el suplantador un becario de investigación. Andrés Brabo, este escritor excéntrico, vividor y mujeriego, al llegar tarde al evento en Neuchatel, debe también hacerse pasar por el protagonista y el juego de equívocos, con un trasfondo de temática universitaria, de celos y luchas intestinas, muy divertido, está servido. Estos dos relatos, que podrían formar parte de un proyecto independiente de cuentos europeos junto con "El ladrón de libros" o "Una pinta en Haworth", de nuevo combinan humor, ironía, desencanto, crueldad y ternura, las marcas de un narrador inteligente, con un mundo propio, que Balduque sirve acertadamente a sus lectores, contribuyendo con su labor editorial a lo que me parece empieza a ser una realidad: la de la nueva narrativa murciana de este siglo. Felicidades.

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"Sin embargo yo creo que aquel niño se fue con ellos y todos juntos viven con otras personas y es a ellos a quienes los muebles recuerdan. Ahora yo soy otro, quiero recordar a aquel niño y no puedo. No sé cómo es él mirado desde mí"

Felisberto Hernández, "El caballo perdido".